Pero OT 2017 fue diferente, no recuerdo que ningún concurso televisivo me llegase de esa manera, quizás por cercanía de edad o por el momento de mi vida. Pero fueron meses que vivía por y para Operación Triunfo, comía con ellos, reía con ellos, me enamoraba con ellos y lloraba con ellos. Sé que suena a que tengo un problema, pero esos chicos me enseñaron unos valores que no voy a olvidar: perseverancia, amistad, sororidad, feminismo, valor. Fueron la televisión que merecíamos, gente en la que reflejarse, sería el programa que querría que mis hijos vieran, sobre todo por mi amada Amaia, nunca había visto el feminismo en la manera de libertad que ella lo veía, y ahora no puedo verlo de otra forma. Cada actuación suya me transportaba, cuando ella salía a cantar se me encogía el estómago como si fuera yo la que estuviera delante de los focos, cuando llegaba a una nota alta me sentía tan orgullosa como si fuera parte de mi familia, y cuando ganó fue como si ganase yo.
Cuando acabó el concurso y vi como lo petaba Lola índigo, Aitana, Amaia... No podía sentir nada más que orgullo, mis bebés lo habían logrado.
Me estoy pensando volver a ver OT 2017, pero no se si estoy preparada para volver a dejar aflorar todas esas emociones. Pero los echo de menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario